Yom Kipur III - Cierre

Tishri 10-5776 (23.09.15)
YOM KIPUR – El cierre
Lecturas de las Escrituras

Cerramos nuestra cita con YHWH de acuerdo a Su calendario, en una reunión con la asamblea de los Santos de amistad de Pachuca, para leer  las Escrituras, confesar las iniquidades de nuestros antepasados, hacer y confirmar nuestro compromiso de amor y obediencia a YHWH.

Al sonar del Shofar cerramos el día de ayuno en el "Día del perdón", al ocaso del día 10 de Tishri.


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Nehemias 8
Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la Toráh (ley) que YHWH le había dado a Israel por medio de Moisés.

Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura, y la leyó en presencia de ellos en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la Toráh (ley).

El maestro Esdras se puso de pie sobre una plataforma de madera construida para la ocasión. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías y Maseías; a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie.

Entonces Esdras bendijo a YHWH, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!». Luego adoraron a YHWH, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.

Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio. Ellos leían con claridad el libro de la Toráh (ley) de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.

Al oír las palabras de la Toráh (ley), la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras, y los levitas que enseñaban al pueblo, les dijeron: «No lloren ni se pongan tristes, porque este día ha sido consagrado a YHWH su Dios.»

10 Luego Nehemías añadió: «Ya pueden irse. Coman bien, tomen bebidas dulces y compartan su comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a YHWH. No estén tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza.»


11 También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estén tristes, que éste es un día santo!»

12 Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.

13 Al día siguiente, los jefes de familia, junto con los sacerdotes y los levitas, se reunieron con el maestro Esdras para estudiar los términos de la ley. 14 Y en ésta encontraron escrito que YHWH le había mandado a Moisés que durante la fiesta del mes séptimo los israelitas debían habitar en enramadas 15 y pregonar en todas sus ciudades y en Jerusalén esta orden: «Vayan a la montaña y traigan ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer enramadas, conforme a lo que está escrito.»

16 De modo que la gente fue y trajo ramas, y con ellas hizo enramadas en las azoteas, en los patios, en el atrio del templo de YHWH, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín. 17 Toda la asamblea de los que habían regresado del cautiverio hicieron enramadas y habitaron en ellas. Como los israelitas no habían hecho esto desde los días de Josué hijo de Nun, hicieron una gran fiesta.

18 Todos los días, desde el primero hasta el último, se leyó el libro de la Toráh (ley) de Dios. Celebraron la fiesta durante siete días, y en el día octavo hubo una asamblea solemne, según lo ordenado.


Nehemías 9
El día veinticuatro de ese mes los israelitas se reunieron para ayunar, se vistieron de luto y se echaron ceniza sobre la cabeza. Habiéndose separado de los extranjeros, confesaron públicamente sus propios pecados y la maldad de sus antepasados, y asumieron así su responsabilidad. Durante tres horas leyeron el libro de la Toráh (ley) de su Dios, y en las tres horas siguientes le confesaron sus pecados y lo adoraron.

Luego los levitas Jesúa, Baní, Cadmiel, Sebanías, Buní, Serebías, Baní y Quenaní subieron a la plataforma y en alta voz invocaron a YHWH su Dios.

Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron:
«¡Vamos, bendigan a YHWH su Dios desde ahora y para siempre!
¡Bendito seas, Señor! ¡Sea exaltado tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza!

»¡Sólo tú eres el Señor!
Tú has hecho los cielos, y los cielos de los cielos con todas sus estrellas.
Tú le das vida a todo lo creado: la tierra y el mar con todo lo que hay en ellos.
 ¡Por eso te adoran los ejércitos del cielo!

»Tú, Señor y Dios, fuiste quien escogió a Abram.
Tú lo sacaste de Ur de los caldeos y le pusiste por nombre Abraham.

Descubriste en él un corazón fiel; por eso hiciste con él un pacto.
Le prometiste que a sus descendientes les darías la tierra de los cananeos,de los hititas, amorreos y ferezeos, de los jebuseos y gergeseos.
Y cumpliste tu palabra porque eres justo.

»En Egipto viste la aflicción de nuestros padres; junto al Mar Rojo escuchaste sus lamentos.

10 Lanzaste grandes señales y maravillas contra el faraón, sus siervos y toda su gente, porque viste la insolencia con que habían tratado a tu pueblo.
Fue así como te ganaste la buena fama que hoy tienes.

11 A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco.
Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas caudalosas.

12 Con una columna de nube los guiaste de día, con una columna de fuego los guiaste de noche: les alumbraste el camino que debían seguir.

13 »Descendiste al monte Sinaí; desde el cielo les hablaste.
Les diste juicios rectos y leyes verdaderas, estatutos y mandamientos buenos.

14 Les diste a conocer tu sábado santo, y por medio de tu servidor Moisés
les entregaste tus mandamientos, estatutos y leyes.

15 »Saciaste su hambre con pan del cielo; calmaste su sed con agua de la roca. Les diste posesión de la tierra que bajo juramento les habías prometido.

16 Pero ellos y nuestros padres fueron altivos; no quisieron obedecer tus mandamientos.

17 Se negaron a escucharte; no se acordaron de las maravillas que hiciste por ellos. Fue tanta su terquedad y rebeldía que hasta se nombraron un jefe para que los hiciera volver a la esclavitud de Egipto. Pero tú no los abandonaste porque eres Dios perdonador, clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.

18 »Y a pesar de que se hicieron un becerro de metal fundido y dijeron: “Éste es tu dios que te hizo subir de Egipto”, y aunque fueron terribles las ofensas que cometieron,

19 tú no los abandonaste en el desierto porque eres muy compasivo.
»Jamás se apartó de ellos la columna de nube que los guiaba de día por el camino; ni dejó de alumbrarlos la columna de fuego que de noche les mostraba por dónde ir.

20 »Con tu buen Espíritu les diste entendimiento.
    No les quitaste tu maná de la boca; les diste agua para calmar su sed.

21 Cuarenta años los sustentaste en el desierto. ¡Nada les faltó!
No se desgastaron sus vestidos ni se les hincharon los pies.

22 »Les entregaste reinos y pueblos, y asignaste a cada cual su territorio.
Conquistaron las tierras de Og y de Sijón, que eran reyes de Hesbón y de Basán.

23 Multiplicaste sus hijos como las estrellas del cielo; los hiciste entrar en la tierra que bajo juramento les prometiste a sus padres.

24 Y sus hijos entraron en la tierra y tomaron posesión de ella.
Ante ellos sometiste a los cananeos que la habitaban; les entregaste reyes y pueblos de esa tierra, para que hicieran con ellos lo que quisieran.

25 Conquistaron ciudades fortificadas y una tierra fértil; se adueñaron de casas repletas de bienes, de cisternas, viñedos y olivares, y de gran cantidad de árboles frutales. Comieron y se hartaron y engordaron; ¡disfrutaron de tu gran bondad!

26 »Pero fueron desobedientes: se rebelaron contra ti, rechazaron tu Toráh (ley), mataron a tus profetas que los convocaban a volverse a ti; ¡te ofendieron mucho!

27 Por eso los entregaste a sus enemigos, y éstos los oprimieron.
En tiempo de angustia clamaron a ti, y desde el cielo los escuchaste; por tu inmensa compasión les enviaste salvadores para que los liberaran de sus enemigos.

28 Pero en cuanto eran liberados, volvían a hacer lo que te ofende; tú los entregabas a sus enemigos, y ellos los dominaban. De nuevo clamaban a ti, y desde el cielo los escuchabas. ¡Por tu inmensa compasión muchas veces los libraste!

29 Les advertiste que volvieran a tu Toráh (ley), pero ellos actuaron con soberbia y no obedecieron tus mandamientos.
Pecaron contra tus normas, que dan vida a quien las obedece. En su rebeldía, te rechazaron; fueron tercos y no quisieron escuchar.

30 »Por años les tuviste paciencia; con tu Espíritu los amonestaste por medio de tus profetas, pero ellos no quisieron escuchar. Por eso los dejaste caer en manos de los pueblos de esa tierra.

31 Sin embargo, es tal tu compasión que no los destruiste ni abandonaste, porque eres Dios clemente y compasivo.

32 »Y ahora, Dios nuestro, Dios grande, temible y poderoso, que cumples el pacto y eres fiel, no tengas en poco los sufrimientos que han padecido nuestros reyes, gobernantes, sacerdotes y profetas, nuestros padres y todo tu pueblo, desde los reyes de Asiria hasta hoy.

33 Tú has sido justo en todo lo que nos ha sucedido, porque actúas con fidelidad. Nosotros, en cambio, actuamos con maldad.

34 Nuestros reyes y gobernantes, nuestros sacerdotes y antepasados desobedecieron tu Toráh (ley) y no acataron tus mandamientos ni las advertencias con que los amonestabas.

35 Pero ellos, durante su reinado, no quisieron servirte ni abandonar sus malas obras, a pesar de que les diste muchos bienes y les regalaste una tierra extensa y fértil.

36 »Por eso ahora somos esclavos, esclavos en la tierra que les diste a nuestros padres para que gozaran de sus frutos y sus bienes.

37 Sus abundantes cosechas son ahora de los reyes que nos has impuesto por nuestro pecado. Como tienen el poder, hacen lo que quieren con nosotros y con nuestro ganado. ¡Grande es nuestra aflicción!

38 »Por todo esto, nosotros hacemos este pacto y lo ponemos por escrito, firmado por nuestros gobernantes, levitas y sacerdotes.»

Nehemías 10:28-31
28 El resto del pueblo —sacerdotes, levitas, porteros, cantores, servidores del templo, todos los que se habían separado de los pueblos de aquella tierra para cumplir con la Toráh (ley) de Dios, más sus mujeres, hijos e hijas, y todos los que tenían uso de razón— 29 se unió a sus parientes que ocupaban cargos importantes y se comprometió, bajo juramento, a vivir de acuerdo con la ley que Dios les había dado por medio de su servidor Moisés, y a obedecer todos los mandamientos, normas y estatutos de nuestro Señor.

30 Además, todos nos comprometimos a no casar a nuestras hijas con los habitantes del país ni aceptar a sus hijas como esposas para nuestros hijos. 31 También prometimos que si la gente del país venía en sábado (Shabbat), o en cualquier otro día de fiesta, a vender sus mercancías o alguna otra clase de víveres, nosotros no les compraríamos nada. Prometimos así mismo que en el séptimo año no cultivaríamos la tierra, y que perdonaríamos toda deuda.



EL COMPROMISO
Lectura de la Toráh

Deuteronomio 30
»Cuando recibas todas estas bendiciones o sufras estas maldiciones de las que te he hablado, y las recuerdes en cualquier nación por donde YHWH tu Dios te haya dispersado; y cuando tú y tus hijos se vuelvan YHWH tu Dios y le obedezcan con todo el corazón y con toda el alma, tal como hoy te lo ordeno, entonces YHWH tu Dios restaurará tu buena fortuna y se compadecerá de ti. ¡Volverá a reunirte de todas las naciones por donde te haya dispersado!

Aunque te encuentres desterrado en el lugar más distante de la tierra, desde allá YHWH tu Dios te traerá de vuelta, y volverá a reunirte. Te hará volver a la tierra que perteneció a tus antepasados, y tomarás posesión de ella. Te hará prosperar, y tendrás más descendientes que los que tuvieron tus antepasados.

YHWH tu Dios quitará lo pagano que haya en tu corazón y en el de tus descendientes, para que lo ames con todo tu corazón y con toda tu alma, y así tengas vida. Además, YHWH tu Dios hará que todas estas maldiciones caigan sobre tus enemigos, los cuales te odian y persiguen.

Y tú volverás a obedecer a YHWH y a cumplir todos sus mandamientos, tal como hoy te lo ordeno. Entonces YHWH tu Dios te bendecirá con mucha prosperidad en todo el trabajo de tus manos y en el fruto de tu vientre, en las crías de tu ganado y en las cosechas de tus campos. YHWH se complacerá de nuevo en tu bienestar, así como se deleitó en la prosperidad de tus antepasados, 10 siempre y cuando obedezcas a YHWH tu Dios y cumplas sus mandamientos y preceptos, escritos en este libro de la Toráh (ley), y te vuelvas a YHWH tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

11 »Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance. 12 No está arriba en el cielo, para que preguntes: “¿Quién subirá al cielo por nosotros, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?”

13 Tampoco está más allá del océano, para que preguntes: “¿Quién cruzará por nosotros hasta el otro lado del océano, para que nos lo traiga, y así podamos escucharlo y obedecerlo?”

14 ¡No! La palabra está muy cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas.

15 »Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal.

16 Hoy te ordeno que ames a YHWH tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y YHWH tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión.

17 »Pero si tu corazón se rebela y no obedeces, sino que te desvías para adorar y servir a otros dioses, 18 te advierto hoy que serás destruido sin remedio. No vivirás mucho tiempo en el territorio que vas a poseer luego de cruzar el Jordán.

19 »Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes.

20 Ama a YHWH tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.»

La decision es tuya. Tu escoges entre la bendición o la maldición.

Nosotros decidimos amar a YHWH y demostrarle nuestro amor con la obediencia a Su Palabra cada día de nuestra existencia.

Shalom


Ernesto Rosas



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