Curso: Rompiendo Maldiciones
Tema 1: El corazón del hombre
Área: Liberación
Fuimos diseñados por Dios para vivir en un ambiente de
bendición. Adán y Eva estuvieron en el Edén, que era el lugar perfecto de la
bendición tangible. Desafortunadamente la desobediencia trajo o abrió la puerta
a la maldición.
La tierra está bajo maldición por la desobediencia de Adán,
por escuchar un “consejo” que iba en contra de la Palabra de Dios. Génesis 3:17-19.
Dios conoce el corazón
del hombre, sus más íntimos deseos ó sus más negras maquinaciones. Dios le advirtió a
Adán las consecuencias de quebrantar Su Palabra, y esperaba que respondiera con
la obediencia permanente.
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1. MALDICIÓN SIN MOTIVO
Aquí hay un principio muy importante: SIN CAUSA NO HAY
MALDICIÓN. “…la maldición sin motivo jamás llega a su destino.” Proverbios 26:2.
Sin motivo o causa la maldición no nos llega, pero
también Dios la cambia en bendición. Nehemías 13:1-2. Deuteronomio 23:5. Cuando
quebrantamos el muro de protección llamada obediencia y nos salimos, en ese
momento somos vulnerables a las maldiciones. El veneno de la serpiente son
maldiciones de muerte y destrucción.
2. ESCOGE
TU DESTINO
¿Qué padre no quiere lo mejor para sus hijos? Deuteronomio
30:11-20. Nosotros somos seres humanos con voluntad propia y Dios respeta eso,
por tal motivo nos da a escoger nuestro destino: bendición o maldición, versículos
15, 19-20.
Dios nos da un mandamiento y nos ordena obedecerlo (v.
11). Para obedecer a Dios, es necesario que Su Palabra esté en nuestro corazón
y luego en nuestra boca (v. 14).
Principio: “…De la abundancia del corazón habla la boca.” Mateo
12:33-37.
La obediencia es un asunto del corazón, porque
mientras no se limpie de toda la basura y contaminación, se inclinará por la
maldad y la desobediencia. Mateo 15:17-19.
El corazón y la boca están conectados y muchos abren
las puertas de su vida y de su casa a la maldición a través de la boca. “Pero lo que sale de la
boca viene del corazón y contamina a la persona.” Mateo 15:18. La maldad pone en acción tu boca, tu
propia boca condena. Job 15:5-6.
Si el corazón no se limpia de toda la maldad que
rebosa, terminará la persona en la muerte (maldición). Eclesiastés 9:3. Si el
corazón refleja a la persona, y la boca está conectada al corazón (Proverbios
27:19), entonces tus palabras reflejan la clase de persona que eres: una
persona de bendición o una persona de maldición, pesimista, quejumbrosa…
El corazón es nuestra mente y emociones, y la boca
hablará de lo que hay ahí guardado. En algunas ocasiones la Biblia se refiere a
nuestro espíritu como corazón.
3. RESTAURANDO
LA BENDICIÓN
Dios nos muestra la trascendencia de la bendición como
resultado de la obediencia, Deuteronomio 28:1-14. Pero también nos muestra la
diversidad de la maldición a causa de la desobediencia, Deuteronomio 28:15-68.
El arrepentimiento es la clave para rogar a Dios que
quebrante la maldición que vino sobre nosotros por rebeldes y desobedientes a
Su Palabra. Deuteronomio 30:1-10.
Dios no quiere que la maldición nos destruya, por eso
nos exhorta a que nos arrepintamos de todas las maldades que hablamos e
hicimos. Ezequiel 18:29-32.
Dios quiere que tengamos un espíritu y un corazón
nuevo. Conviértanse y vivirán. Arrepiéntanse y vivirán. Ese es Su consejo para
nuestra libertad espiritual.
El arrepentimiento de corazón se demuestra con buenas
obras permanentes. Hechos 26:20. Dios quiere ver el fruto de nuestro
arrepentimiento para que se active la restauración.
Seremos probados en la obediencia. Saca a relucir lo
que hay en nuestro corazón y si realmente cumpliremos Su Palabra. La soberbia y
la arrogancia es un impedimento que no deja a la persona cumplir la Palabra de
Dios. Por eso Israel fue humillado en el desierto (Deuteronomio 8:3).
La soberbia no deja activar la restauración de la
bendición por medio del
arrepentimiento. Arrepentimiento es confesar tu pecado y apartarte de él para no volverlo
a hacer.
Proverbios 28:13, Job 22:23.
Shalom
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