El judaísmo no es proselitista; no busca convertir a toda la humanidad
en judíos, ya que cree que cada ser humano tiene su misión especial Divinamente
otorgada, sin necesidad de convertirse en judío. No obstante, el judaísmo sí
contiene una propuesta de vida para las naciones que no son judías.
Según nuestras tradiciones, existe un código de ética universal conocido
como los Siete Preceptos de los Hijos de Noé, que viene a ser el plan Divino
para con la humanidad. El gentil que cumple con dicho código es asegurado un
lugar en el paraíso a la par del Kohen Gadol, Sumo Sacerdote, que entraba al
Sancta Santorum el día de Iom Kipur.
Según relata el Talmud, al primer hombre, Adán, Dios le dio seis leyes a
respetar:
1 - No adorar ídolos;
2 - No blasfemar;
3 - No cometer pecados de índole sexual;
4 - No robar;
5 - No asesinar;
6 - Establecer cortes de justicia para implementar el
cumplimiento de dichas leyes.
7 - No comer de animales vivos, fue entregada recién a Noé luego del
Diluvio, cuando se le fue permitido consumir carne animal. Dicho permiso vino
con la condición de que se mate al animal antes de consumir de su carne. De ahí
viene el término Siete Preceptos de los Hijos de Noé, porque son las siete
leyes divinamente otorgadas a los descendientes de Noé, o sea a toda la
humanidad.
Cada uno de dichos preceptos son nada más que titulares; cada uno de
ellos contiene muchos detalles y leyes específicas. Un buen libro de
introducción al tema es The Path of the Righteous Gentile (Targum Press).
Maimónides afirma que en el Monte Sinaí fuimos cargados con la responsabilidad
nacional y personal de preocuparse por promulgar dicho código entre las
naciones, cada uno según las posibilidades que se le presentan.
Fuente:
Es.chabad.org
http://www.es.chabad.org/library/article_cdo/aid/2105953/jewish/Los-Siete-Preceptos-de-los-Hijos-de-No.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Siete_preceptos_de_las_naciones
Shalom
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