Aceptación de maldiciones



Curso: Rompiendo Maldiciones
Tema 8: Aceptación de maldiciones
Área: Liberación


ACEPTACIÓN DE MALDICIONES

Hay personas que aceptan una maldición sobre su vida y la de sus hijos. Mateo 27:24-25. Esta maldición sobre los judíos fue puesta por Dios, y la aceptaron con gusto, sobre ellos y sus hijos. Desde aquel momento hasta el día de hoy han sufrido de manera trágica, penosa y dolorosa, a causa de esa maldición.

Cuando un judío se convierte en creyente de Jesús, debe arrepentirse del pecado de sus antepasados en el día de la crucifixión. Deben rogar a Dios que los limpie y les quite esa maldición ancestral de su vida y de su familia.

Toda persona que maltrate o mate a los judíos a causa de la maldición, también recibirá la maldición de Dios.

¿Algún familiar participó en la persecución de los judíos? ¿Los ha maldecido? Debemos confesar y arrepentirnos de este pecado de los antepasados.

Dios bendice al que bendiga a los judíos, pero maldice al que los maldiga. Génesis 12:1-3. Salmos 109:16-20. Por eso vemos en las noticias y en la historia la persecución que hay sobre los judíos. Naciones enteras están contra de ellos.

Hay personas que aceptan enfermedades que han venido de generación a generación, y lo ven como un mal de familia. Ejemplo: Piensan que el cáncer es la marca familiar para morir en todos los descendientes. Otros aceptan la pobreza como un distintivo familiar, que son pobres y así seguirán siempre por generaciones. No debemos aceptar las maldiciones, debemos renunciar a ellas y quebrantarlas.

PERPETUANDO LOS PECADOS
Los pecados de los antepasados afectan a personas, familias y naciones enteras. La bendición ó la maldición sobre nosotros afectan a nuestra descendencia. Deuteronomio 30:19.

Los pecados ó iniquidad de nuestros antepasados y los pecados personales, nos lleva a una vida de fracaso y penurias. Levíticos 26:39-42. El alcoholismo en una maldición que se puede heredar a los hijos. Es un pecado que se puede perpetuar por generaciones.


El divorcio es una maldición que se transmite por generaciones, perpetuando la maldición y los pecados de sus antepasados. Necesitamos que el Espíritu Santo nos revele los pecados de los antepasados que aún estamos atados a ellos, para renunciar y quebrantarlos.


@ErnestoARD


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